domingo, 12 de marzo de 2017

Ayúdense unos a otros

Lectura: Gálatas 6:1-5

Pastora Belkis Fernández

Dios a través de Pablo nos manda a ayudarnos mutuamente. Todavía estamos en este cuerpo aunque estemos redimidos, y no somos inmunes a cometer errores. Las faltas que cometemos debemos  trabajarlas con las personas que espiritualmente estén dispuestas a ayudarnos a llevar las cargas, a acompañarnos con nuestras obligaciones con mansedumbre y paciencia. Cuando hay que pedir ayuda, hay que hacerlo, pero con las personas que te han instruido.

Llevamos las cargas juntos, cuando:
  • Corregimos con mansedumbre
  • Ayudamos con palabras y hechos
  • Soportamos las debilidades de otros
  • Compartimos y somos agradecidos con quien nos instruye en toda cosa buena

La palabra griega “restauradle” (Katarizo), se utilizaba en el lenguaje corriente para designar la acción de componer huesos rotos, y en Mateo 4:21 para arreglar redes. (Comentario de la Biblia Plenitud, p.1535). El enemigo buscará la manera de cegarnos para no ayudar a una persona sorprendida en una falta. Hay personas que se alarman cuando un cristiano falla, pero lo mejor es restaurar, es decir, enyesar ese hueso roto.

El amor al prójimo y mayormente a los de la familia de la fe; es la prueba de nuestro amor a Dios, sin descuidar nuestras propias cargas, ayudemos a otros a lidiar con sus luchas y dificultades. No nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. (Gálatas 6:9)


domingo, 5 de marzo de 2017

Hasta que Cristo Sea Formado

Lectura: Gálatas 4:15-20

Pastora Belkis Fernández

En principio los Gálatas recibieron a Pablo con abrazos y con mucha hospitalidad, a pesar de la enfermedad que tenía en su cuerpo. ¿Qué no hubieran hecho por Pablo? Hasta sus ojos eran capaces de sacárselos.

¿Por qué un cambio tan drástico? Empezaron por el Espíritu, luego dejándose influenciar por falsos hermanos y por la hipocresía de creyentes que priorizaban la ley y los ritos de Moisés antes que la gracia, iban a terminar en la carne. 

La sinceridad de Pablo por decir la verdad provocó enemistad y celos, decir la verdad causa molestia y hasta enemistades, parecía que su trabajo fue en vano. Pablo les dice, “Hijitos míos”, cargado de ternura y afecto, como cuando una madre corrige a un hijo, pero preocupado por la falta de formación del carácter de Cristo en sus vidas. El apóstol utilizó la figura de una madre que está con dolores de parto, para mostrarles el sufrimiento que tenía hacia ellos.

En el momento de un parto hay dolor, expectativas, inseguridad y un proceso de espera. Todo termina cuando nace la criatura, la relación de los Gálatas con Cristo estaba en peligro porque algunos no entendían lo que es ser hijo de la promesa, no entendían que la salvación es por la gracia, los que creían en la ley, querían judaizar a los Gálatas y pretendían obtener fama y reconocimiento, sujetándose solo a rudimentos. 

Somos herederos según las promesas que Dios le hizo a Abraham y a Sara, pero hay un tiempo de espera, hay un proceso que tenemos que pasar para llegar a la madurez y crecimiento y es dar a luz, con dolor, el carácter de Cristo hasta ser formado a su imagen y semejanza.