domingo, 28 de abril de 2013

Milagros de Jesús - Mateo 9

Predica: Hno. Juan Solís

Jesús sana a un paralítico

“Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.  Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.  Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?  Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados: Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.” Mateo 9: 2-6
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús
“Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora. Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó. Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.” Mateo 9: 18-26

domingo, 21 de abril de 2013

Jesús calma la tempestad - Mateo 14:22-34



Pastora Belkis Fernández

Probó con este milagro de qué es capaz el Señor Jesucristo por sus discípulos. Hoy él puede calmar la tempestad de tu vida, los problemas, adversidades y males; no seas incrédulo ni bajo de fe, cree y todo es posible.

Enseguida Jesús hizo que los discípulos entraran en la barca; mientras despedía la multitud, subió sólo al monte a orar. Juan narra que la intención de la gente era hacerle rey, de ahí que rápidamente se retiró a orar. (Juan 6:16).  El pánico sacudió a los discípulos y Jesús vino a ellos caminando sobre el mar. Creían que Jesús era un fantasma, asustados y turbados, decían un ¡fantasma! ¡Un fantasma! ¡Un fantasma! Jesús les dijo tengan ánimo, “Yo soy”, no temas.  Yo soy, tranquilo.  Pedro, interviene y le dice a Jesús: si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Jesús, primeramente no le reprochó acerca de su incredulidad, de su osadía, sino que afirmó a Pedro y le dijo “Ven”.

Pedro salió de la barca, caminó sobre las aguas, pero mientras iba caminando, vio el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse, dio voces diciendo ¡Señor! ¡Sálvame¡ Cuando quitamos la mirada de Jesús, y ponemos la mirada en los vientos que nos trae el diario vivir, nos pasa lo mismo que a Pedro, nos atemorizamos y nos turbamos. Jesús extendió la mano, asió de él y entonces le dijo, hombre de poca fe, ¿porque dudaste? Luego entraron a la barca, reconocieron a Jesús, le adoraron y dijeron este es el Hijo de Dios.

Jesús, les afirmó y luego reprendió la  incredulidad de ellos.  Después  de las pruebas, entonces reconocieron a Jesús como el Hijo de Dios. Esta es una palabra teológica que encierra, la verdad de que Jesús es el Salvador.  Por más grandes que sean las olas, siempre el Señor nos librará de los vientos contrarios. El mar con sus olas fuertes, puede representar al mundo, cargado de vientos contrarios.  Hay un precio que pagar, Jesús les dijo “ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. (Lucas 9: 57-62).

Jesús hoy nos dice, vayan al mundo y no teman, cuando lleguen las tormentas, solo confíen. Usemos los métodos de Jesús, primero afirmemos al que tiene miedo de hundirse y luego amonestemos acerca de mantenernos en la fe.


martes, 16 de abril de 2013

Un Encuentro con Dios- Isaías 6:1-8



Domingo 14 de Abril del 2012
Por Pastor Pedro Julio Fernández

Isaías tuvo un encuentro con Dios, un acto de limpieza espiritual y un envío en misión. 2 Timoteo 2:19-21 nos manda a apartarnos de iniquidad para ser instrumento de honra, útil y santificado para Dios y dispuesto para toda buena obra.