domingo, 21 de junio de 2015

Confianza ante las Amenazas - Salmo 27:3

Pastora Belkis Fernández

David no ignora las amenazas sino más bien facilita un patrón de confianza en medio de las adversidades. ¿Qué pasa cuando hay peligro? ¿Cómo  reaccionamos ante el problema y ante Dios?

David sabía de  qué Dios era capaz ser por él, es  por eso expresó, “Aunque un ejército acampe contra mí, no temeré mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiando”. Esa fue su declaración de fe. No esconde la magnitud del problema, lo compara como un  ejército de guerra; pero confiaba en que Dios por lo menos lo iba a esconder. No tenía la imagen de un Dios tosco, áspero, intocable impenetrable; sino más bien de un Dios  hermoso, agradable y digno de ser contemplado. David entra en un dialogo de confianza diciéndole, “yo te contemplo y tú me esconde  Yo veo tu hermosura y tú me reserva sobre una roca.

Hay ocasiones que alargamos las dificultades sea por el proceso que nos ha tocado o porque le hemos fallado al Señor, y/o porque nos desesperamos. David encontró alivio, con solo de que Dios lo escondiera.  Confiemos en nuestro Padre celestial, pidamos su cobertura y disfrutemos su presencia. No deje que los temores y las amenazas limiten  el contemplar la hermosura de nuestro Dios.


domingo, 14 de junio de 2015

Servir sin olvidar la cruz - Mateo 20:20-23

Pastora Belkis Fernández

Hay que servir mediante la cruz. La madre de los hijos de Zebedeos quería una posición de poder, quizás vio el potencial que tenían sus hijos. Jesús le preguntó  ¿Qué quieres? Ordena que  mis hijos estén en tu reino, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús le dijo: Tú no sabe lo que pides.  Estas pidiendo  beber de mi cáliz y ser bautizado con mi bautismo. La madre quería una posición de prestigio y honra para sus hijos. Los diez discípulos se enojaron y también querían privilegios. El precio que pagaron fue alto, en Hechos 12:1 vemos que Santiago fue torturado y muerte. En Apocalipsis 1:9 encontramos que  Juan fue expatriado en Patmos. ¿Qué diría su madre luego? ¿Que nos aconsejaría ella hoy?

El afán de  ser grande puede convertirse en una tentación y ser el mismo satanás que este ofreciendo un reino de rosas sin espina, un evangelio sin cruz. Para servir no se necesita más que a una persona en necesidad. Para servir no se necesita un pulpito y una corbata, se necesita ser verdaderos adoradores. El desafío es mayor cuando pensamos que servimos solo en una iglesia, o en una institución y no nos damos cuenta que aun en nuestra casa, con el amigo, con el vecino, con el compañero de trabajo, entre otros; son parte de nuestro campo. El servicio no es algo mitológico, ni para ganar adeptos, ni por influencia. Se sirve por amor, tomando su cruz, postrado ante Jesús y abierto a la voz del Espíritu que nos redarguye.


domingo, 7 de junio de 2015

Salvados por Gracia - Efesios 2:1-10

Mensaje: Muertos en delitos & pecados: Salvados por Gracia
Pastor Pedro Julio Fernández

Pablo explica que la salvación de los judíos (nosotros) y de vosotros (los gentiles) fue hecha solamente por la gracia de Dios. El examen de Pablo nos lleva desde el  inicio de cuando éramos unos muertos en delitos y pecados andando bajo la corriente del diablo (Príncipe de la potestad del aire). Mereciendo solo la muerte y como castigo, el lago de fuego; Dios por pura gracia nos dio vida. No valíamos nada, no era posible salvarnos por nadie y por nada.

La riqueza de la misericordia de Dios se manifestó en su amor con el cual nos amó. En Romanos 5:8 se afirma que  Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pablo les recuerda con seriedad la pecaminosidad y perdición totales de que fueron redimidos los creyentes. La palabra “en” indica el dominio o la esfera en la que existen los pecados no regenerados. No están muertos a causa de los pecados que hayan cometido, sino debido a su naturaleza pecaminosa (Biblia de Estudio MacArthur)

Éramos hijos de ira por la naturaleza de pecado que estaba viciada en nosotros y Dios nos dio vida juntamente con Cristo Jesús. Acumulábamos ira para el día de la ira de Dios, pero él por su afecto amoroso nos salvó rescatándonos de dicha perdición.

Debemos vivir vidas que a Dios le agraden. No podemos vivir para nosotros, sino para aquel que murió por nosotros y nos  dio vida por pura gracia.