domingo, 31 de diciembre de 2017

Agradecidos para Dios

Lectura: Filipenses 1:1-11
Pastora Belkis Fernández

Entremos al 2018 con un espíritu de agradecimiento a Jesús. El apóstol Pablo oraba por los Filipenses, con gozo, con deleite y con satisfacción; seguro de la manifestación de su gracia.

Oraba por la comunión en el evangelio, desde el primer día en que conocieron al Señor hasta el presente. La comunión en la familia de la fe nos hace solidario ante las necesidades de otros, nos convierte en participantes del trabajo en equipo del Padre, Hijo y del Espíritu Santo, pues, aunque no entendemos todos los procesos, pruebas o dificultades que nos suceden, Dios tiene el control.

Pablo utiliza la palabra persuadido, convencido, para destacar que el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. La salvación que es mediante su gracia, produce en el creyente un producto mejorado, por la obra del Espíritu Santo, la cual nos va perfeccionando hasta el último minuto que estemos aquí en la tierra.

A pesar que Pablo estaba en prisión, oraba para que el amor abunde más y más en ciencia y conocimiento. Un amor que no se deja arrastrar de sentimientos huecos, sino que es genuino, racional y sabe discernir entre lo que agrada a Dios y el hacer su voluntad.

Ya es tiempo de pensar como creyentes maduros; evaluar, examinar y observar si nuestros sentidos están en ejercitados para el bien. El agradecimiento a Dios se manifiesta en un amor sincero, irreprensible y llenos de frutos de justicia para la gloria y alabanzas de Dios.

¡Seamos agradecidos para con Dios! Hagamos un escrutinio de nosotros mismos y dejemos que el señor perfeccione su imagen en nosotros.

domingo, 17 de diciembre de 2017

¡Jesús, él Humano!

Lectura: Hebreos 2:14-18

Pastora Belkis Fernández

Nosotros somos seres de carne y hueso. Por eso Jesús se hizo igual a nosotros. Sólo así podía morir para vencer al diablo, que tenía poder para matar a hombres y a mujeres,  con su muerte, Jesús dio libertad a los que se pasaban la vida con miedo a la muerte. (Hebreos 2:14-15, Biblia TLA)

La humanidad de Cristo, anuló los planes del enemigo y nos libró de la condenación eterna.  A Jesús le daba hambre, se cansaba, sufría, lloraba y llegó a compadecerse por los marginados, salvó a ricos y a pobres, rompió esquemas y en su humanidad incluyó a hombres y a mujeres. Jesús no hizo alarde de su poder, era Dios con nosotros, Emanuel, y aun así se hizo uno más entre los seres humanos. Cristo no vino ayudar a los ángeles, sino a redimir a los humanos  que se arrepienten de corazón y siguen sus huellas. 

El autor del libro de Hebreos nos dice que Jesús se hizo igual a nosotros para entendernos y ayudarnos cuando somos tentados o pasamos por diferentes pruebas, ya que fue tentado y aprendió obediencia y resistió la tentación. Si somos descendiente de Abraham, creyentes justificados por fe, somos receptivos de su gracia.

Seamos honestos y reconozcamos la historicidad de  Jesús, no como un líder cualquiera, sino como nuestro modelo y ejemplo para así poder seguir sus pisadas.  Siendo Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. 

Abandona todo lo que impide que la gloria de Jesús resplandezca en tu vida y dale un lugar a Cristo que nadie ni nada en el mundo tenga que competir con Cristo. Adora a Jesús. 

domingo, 10 de diciembre de 2017

Un Consejo Grato

Lectura: Daniel 4:27

Pastor Pedro Julio Fernández

Daniel, una persona extremadamente respetuosa de toda la gente, -porque no hay que ofender a nadie- le dio (aprovechando que el gobernante lo había mandado a llamar), el mejor consejo que un gobernante pueda recibir en su vida: Pon fin a tus pecados haciendo justicia, y a tus iniquidades mostrando misericordia a los pobres; quizás sea prolongada tu prosperidad. En otras palabras, le pido que acepte el consejo que le doy: actúe con justicia y no peque más. En lugar de hacer maldades, ayude a los pobres. Así podrá seguir viviendo en paz (Daniel 4:27).

Aunque parece un mensaje duro y fuerte, es grato porque tiene que ver con el arrepentimiento, el cual según creemos en nuestro artículo de fe #8 es  un cambio sincero y completo de la mente respecto al pecado, con el reconocimiento de culpa personal y la separación voluntaria del pecado, se exige de todos los que por acción o propósito, han llegado a ser pecadores contra Dios. El Espíritu de Dios da a todos los que quieran arrepentirse la ayuda benigna de la contrición de corazón y la esperanza de misericordia, para que puedan creer a fin de recibir perdón y vida espiritual.

Cuando la persona comete una falta y no busca el favor de Dios con corazón contrito se arriesga al castigo de Dios. Si se contrita de corazón es como ablandar el rostro de Dios que está enojado por la falta cometida.

Nosotros, por igual reconozcamos la falta que hemos cometido, sigamos los consejos de Jesús en la oración del padrenuestro y pidamos perdón por nuestras faltas, por las personas que ofendimos y por los que nos ofendieron.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Intimidado por el Enemigo

Lectura: I Reyes 19:1-4

Pastora Belkis Fernández

Elías se dejó intimidar por las amenazas de Jezabel la esposa de Acab y en vez de enfrentarla como hizo con los profetas de Baal, decidió huir al desierto; pensaba que solo él había quedado y no era cierto. La intimidación bloquea la mente y los pensamientos e impide tener una percepción de la realidad. Elías debió confiar en Dios y no llenarse de miedo. La palabra intimidar significa causar e infundir miedo. La intimidación puede provocar depresión por la falta de seguridad o por la vulnerabilidad del ambiente y esos temores hay que llevarlo a Cristo.

Elías se fue al desierto, buscó una sombra echándose debajo del enebro y quería morir o que Dios lo matara. Él no fue el primero pues Moisés, Job, Jeremías y Jonás pidieron lo mismo, cuando no vieron progreso ante la dificultad que enfrentaban, deseaban morir. Elías se quedó dormido comía y volvía acostarse de nuevo. Es parte del síndrome del deprimido/a, querer solo dormir y a veces esperar la muerte.

No a todos los mensajes se les da crédito.  Elías se asustó, dejó su ayudante y huyó a una cueva; Dios no se manifestó en los eventos que habían estremecido el ambiente, sino más bien en la quietud y así pasa muchas veces con el creyente que Dios manifiesta su poder de una forma imperceptible. Dios quería mostrarle que aún quedaba un remanente.

No te enfoques en el peligro, ni en el temor que traen los amigos o las amenazas de los enemigos, ni en los mensajes de opresión que te provocan miedo, entrégale tus inseguridades a Jehová. No te escondas, levántate y mantente abierto a experiencias que no había tenido antes. Dios continúa haciendo milagros.