domingo, 27 de octubre de 2019

La Confesión de Fe

Lectura: Romanos 10:9-10
Pastor Pedro Julio Fernández

Estamos llamados a confesar a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Cuando uno confiesa al Señor, se hace dependiente de su poder y soberanía. Los que decretan sienten que ellos son independientes y que son la fuente del poder. Confesamos nuestras ofensas a las personas agraviadas, confesamos nuestros pecados delante de él, confesamos su palabra; damos frutos de labios que confiesan su nombre. Somos confesantes.

Confesión es HOMOLOGIA conocimiento de algo con otras personas, o un acuerdo sobre los hechos.
Confesar es HOMOLOGEO

HOMOLOGEO: Este es el verbo que se usa en Romanos 10:9 y es sinónimo de martureo, es confesar con mi vida una verdad, es cuando tú la vives y la proclamas. Por lo general, un reconocimiento de fe en Dios y en su superioridad y autoridad, o una admisión de pecado. 

Cuando Pablo enseña que si confesares con tu boca que Jesucristo es el Señor serás salvo no se trata de una mera confesión, sino una confesión respaldada por una vida de testimonio vivencial. Dicho de otra forma, no se trata de una simple palabrería. En principio debe haber una ruptura con el pecado y una entrega a Dios con corazón sincero. Confesamos que Jesús es el Señor de la totalidad de mi vida y que ya no vivo yo, sino Cristo en mí.

La iglesia del Señor Jesucristo confiesa la palabra de Dios porque ella es la verdad. Lo hace en oración, en cánticos, en enseñanza, en predicación, en proclamación, en abundancia.

domingo, 20 de octubre de 2019

¿Qué Puedo Hacer Por Ti?

Lectura: 2 Reyes 4:12-17
Pastora Belkis Fernández

Cuando uno sirve por amor, hay una respuesta bondadosa. El profeta Eliseo recibió hospedaje de la mujer por quien sintió admiración y esmero y luego le preguntó, ¿Qué puedo hacer por ti?

Él pensó que ella buscaría algún tipo de influencia con las autoridades y le ofreció hablar con el rey y con el general, pero ella no accedió. El profeta entonces profetizo que el siguiente año ella tendría un hijo.

¿Cuál fue la reacción de la mujer? Se sintió inmerecida; más la profecía se cumplió y tuvo el hijo. El niño creció y en una ocasión acompañó a su padre al campo. Al niño le entró un dolor de cabeza y llamaron a la madre quien lo tomó y teniéndolo en sus rodillas se le muere. La madre silenciosamente llevó a su hijo a la habitación del profeta Eliseo, lo acomodó en la cama del profeta y cerró la puerta.

¿Quién diría que la habitación del profeta iba a servir para colocar a su hijo muerto?

¿A qué procedió? ¿De qué manera se comunicó y que comunicó? ¿Dijo toda la verdad? ¿Cuáles fueron las palabras de la mujer al esposo cuando le refutó por qué iba a ir donde el profeta en ese momento?

La madre no comunicó toda la verdad y con una actitud de confianza fue para que el profeta le resucitara a su hijo. Dios no le había revelado nada al profeta y el tuvo que orar y actuar, pues la restauración no fue instantánea.  El milagro fue a través de un proceso, su fe la mantuvo y el profeta le devuelve a su hijo y le dijo, “Toma a tu hijo”. La mujer se inclinó sin arrogancia, tomó a su hijo y salió.

domingo, 13 de octubre de 2019

Victoriosos en Cristo

Lectura: Romanos 8:26-28
Pastora Belkis Fernández

Dios nos da la victoria en medio de nuestras debilidades y a través de su Espíritu nos enseña a interceder. En 1 Corintios 15:51-58, Pablo atribuye todo el éxito, el triunfo y la victoria de los creyentes a Jesucristo. La transformación de lo corruptible, la victoria sobre la muerte, el encuentro en el arrebatamiento de la iglesia y el estímulo a trabajar por la obra de Dios, son méritos de Jesús.

A los que aman a Dios todas las cosas ayudan para bien, aunque no entendamos las circunstancias de las cosas que nos pasan; deberíamos confiar que la victoria es nuestra. Las aflicciones son parte de la vida y aun la creación misma se encuentra en dolores de parto y nosotros mismos clamamos esperando la adopción y redención de nuestro cuerpo; hasta lograr una restauración completa.
El lenguaje que usa Pablo incluye el sufrimiento para hacernos entender el propósito por el cual fuimos llamados. No depende de lo fuerte que seamos, ni de nuestros dones, habilidades o destrezas; sino más bien de la intervención del Espíritu Santo el cual habita en nosotros y de la manifestación triunfal del amor del Padre hacia la humanidad.

¡Qué bendición que lo imposible Dios lo hace posible! Todos los cristianos de acuerdo como dice la Escritura seremos transformados, la muerte será vencida y destruida y la sepultura no tendrá razón de ser. Toda esta victoria se consigue mediante Jesucristo, a quien damos toda gloria, honra y gratitud. Sabiendo de esta victoria, entonces estamos firmes y constantes abundando en buenas obras. Triunfamos por su amor y sacrificio a favor nuestro.