domingo, 23 de marzo de 2014

¿Dónde te escondes? ¿Por qué no estas con tu familia? - Lucas 8:27-35

Pastora Belkis Fernández

“El caso del hombre de Gadara”

¿Cómo se manifiestan los demonios hoy? ¿Necesitas que te vigilen?  ¿Dónde te escondes?  ¿Qué ocultas?  ¿Te imaginas lo triste que es para una familia no tener a ese esposo, esposa,  padre, madre, hijo o hermano porque los demonios lo imposibilitan?

Cuando una persona está mal tiende a aislarse de su familia, y si no busca a Jesús a tiempo su estado va empeorando; este hombre estaba descontrolado, violento e irritado y sus gritos asustaban  hasta que vino al encuentro con Cristo y ya no más encadenamiento, ni peligro en la comunidad.

Los demonios destruyen vidas,  relaciones, familias y todo lo que esté funcionando bien. Hoy en algunos casos le ponen el sello/ diagnóstico de “problemas mentales” (preste atención a esto) y  hay situaciones que el diagnóstico es correcto, pero en otros casos,  la medicina es peor que la enfermedad  tal como dijo Job.

Los sepulcros son para los muertos y no para los vivos, pero para el endemoniado gadareno era su morada desde hacía tiempo, hasta que conoció a Jesús. Diría Jesús, hombre tu familia te necesita y tú necesitas a tu familia. Jesús lo sanó y lo envió a su casa  ya no desnudo, ni gritando, ni violento sino comportándose bien y como una persona normal.

¿Pueden los demonios expresarse? En este caso los demonios no querían irse al abismo; mas Jesús les dio permiso de entrar en los cerdos y luego fueron precipitados al lago y se ahogaron.  El tratamiento que ofrece Jesús siempre es con excelencia y no por pedazos, priorizando lo humano y no las cosas ni los animales. Prefirió que murieran los cerdos, afectar la economía de esa comunidad, con tal de libertar a ese hombre cautivo. Cuando la gente miró al hombre lo vieron transformado y  Jesús lo envió primero a su casa, ya no más en el cementerio. Cuando Jesús  nos liberta nuestra familia  y nuestra comunidad son los primeros receptores y beneficiarios de la obra transformadora de Jesús en nuestras vidas. ¿O no es así?


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