domingo, 6 de septiembre de 2015

El Profeta Deprimido

Lectura: I Reyes 19:2-14
Pastora Belkis Fernández

Dios quería demostrarle a Elías que tenía una percepción equivocada y que las cosas no eran como él pensaba.  Elías huyó ante las amenazas del enemigo después de haber triunfado y  pidió a Dios que le quitara la vida; Elías no fue el primero pues Moisés, Job, Jeremías y Jonás pidieron lo mismo, cuando no vieron progreso ante la dificultad que enfrentaban. Elías se quedó dormido debajo de un árbol, comía y volvía acostarse de nuevo. Es parte del síndrome del deprimido/a, solo quiere dormir y/o  a veces comer.

¿Cómo afecta la depresión?  Afecta porque  imposibilita ver los favores de Dios,  afecta porque se pierde el mapa del camino correcto, afecta porque se pierde el balance y sólo se piensa en uno mismo. Es difícil servir a otros si estamos deprimidos y fuera de la comunidad. ¿Abandonó  Dios a Elías porque quería morir? No, al contrario proveyó para su necesidad y  le hizo  ver por medio de tres eventos fuertes que él no estaba en esa forma de manifestación evidente, sino en la tranquilidad, en aquel espacio que  se percibe en la calma e intimidad. Dios quiso revelarle a Elías de una manera distinta a la que el había experimentado, con milagros poderosos.

No a todos los mensajes se les da crédito.  A Elías le mandaron a decir: “Te voy a matar”  (1 Reyes 19:2). Elías se asustó y dejó su ayudante. Dios no se manifestó en los eventos que habían estremecido el ambiente donde él estaba. Dios le mostró la verdad que  aun había gente buena, un remanente y que no todos estaban contaminados. ¿Qué  le pregunta Dios?  Elías, ¿Qué haces aquí? ¿Te vas a quedar en esta cueva, en el desierto? Hoy ¿qué te pregunta Dios a ti?


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