domingo, 18 de junio de 2017

Ayuda a mí Incredulidad

Lectura: Marcos 9:17-29

Pastora Belkis Fernández 

Celebremos el día de los Padres y reflexionemos sobre la responsabilidad paterna de no solo proveer lo económico, sino de traer a Jesús a nuestros hijos/as, en un mundo donde su estructura de valores está en decadencia.

¡Oh generación incrédula! Esas fueron las palabras de Jesús y el padre le dijo,” ayuda a mi incredulidad”. Ser honesto y no esconder la realidad ayuda a la restauración.

Este joven se revolcaba, otros pueden reaccionar con palabras groseras, o un lenguaje no hablado de indisposición y hasta reaccionar con violencia.

Jesús le dijo, “Traedmelo”. El contacto con Jesús y la disposición del padre; permitió que de este diálogo saliera la solución. Los discípulos no pudieron hacer nada; hay casos que ameritan entrar a un nivel de oración y ayuno más profundo y no meramente orar, sin dar seguimiento.  

En la familia hay situaciones que obedecen a un problema de índole patológico psiquiátrico; alucinaciones, depresiones, y otros problemas se manifiestan con vicios, amistades dañinas, insatisfacción, quejas por todo, apatía hacia la búsqueda de solución, entre otras manifestaciones. El proceso de sanidad de Jesús lo incluye todo, cuerpo, alma, mente, espíritu, y el corazón. 

Un claro diagnóstico marca la diferencia, pues si no sabemos lo que pasa, entonces tardaremos en la solución del problema.! ¡Ayuda mi Incredulidad! Palabras que provocan a una reflexión de actitud de los padres y no solo enfocar el problema en los hijos/as.


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