domingo, 15 de diciembre de 2019

Testigos Presenciales: Ana, Testigo Presencial - Parte 2

Lectura: Lucas 2:36-38
Pastor Pedro Julio Fernández

Al igual que Simeón, Ana es mencionada una sola vez en la Biblia y es cuando los padres de Jesús lo llevan al templo para dedicarlo al Señor.

Simeón no estaba en el templo, pero Ana sí. Simeón movido por el Espíritu fue al templo, pero Ana nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones.

Lucas investigó y averiguó parte de la vida de Ana. Fue hija de Fanuel, era de la tribu de Aser (dichoso) viuda hacía 84 años y estuvo casada por 7 años. En el relato de Lucas tenía más de 100 años entre los tiempos antes de casarse, casada y viuda. Otros relatos dicen que era una viuda de 84 años y que estuvo casada por 7 años.

Como quiera que se interprete el relate era una anciana de edad que también era profetisa, que se pasaba noche y día en el templo ayunando, orando y adorando a Dios a pesar de su edad.
Cuando Simeón terminó de hablar, Ana se acercó y comenzó a alabar a Dios, y a hablar acerca del niño Jesús a todos los que esperaban que Dios liberara a Jerusalén.

¿Qué decía Ana del niño Jesús? Que era el redentor de Jerusalén, que era el Mesías prometido. Lo más probable era que ella no iba a ver ese momento por causa de la edad, pero lo profetizó.
De Simeón y Ana se puede decir mucho como testigos presenciales del nacimiento de Jesús, pero se puede abundar bastante de su vida espiritual y concluir que cuando los vasos están limpios (santificados) Dios los usa NO importa que sean hombres o mujeres, ancianos o jóvenes, solteros, casados, viudos. Sus valores espirituales en conjuntos dicen que ellos eran justos, piadosos, temerosos de Dios, tenían comunión con Dios, oraban, ayunaban, ministraban en el templo todo el tiempo posible. NO eran desconocidos, eran personas de testimonio.

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