domingo, 4 de octubre de 2015

Naamán sanado de su orgullo y de su lepra ¿Te están pidiendo algo difícil de hacer?

Lectura: II Reyes 5:1-14
Pastora Belkis Fernández

Naamán comandante de Siria, había tomado una  joven hebrea como prisionera. La jovencita le dijo a la esposa de Naamán que  el profeta Eliseo en Samaria, le sanaría. Naamán se conectó con el rey de Siria e hicieron los arreglos protocolares.

¿De qué forma reaccionó el rey de Israel?  No soy Dios. ¿Por qué el rey de Siria me manda este hombre para sanarlo? Al enterarse Eliseo le dijo al rey de Israel:

¿Por qué rompiste tu ropa? Deja que ese hombre venga a verme para que sepa que hay un profeta de Dios. Llega Naamán y el profeta Eliseo le manda un mensajero que le dijo, ve, metete siete veces en el rio Jordán y te sanarás de la lepra. Naamán se enojó y dijo “los ríos que están en Damasco son mejores que los de Israel. Sus sirvientes le aconsejan, éntrese en el rio Jordán, porque no le están pidiendo algo difícil de hacer. Naamán se entró siete veces en el rio Jordán, enseguida su piel quedó sana y suave como la de un niño.  Naamán decidió solo adorar a Dios y no a los dioses de su cultura.

Aplicación: Jesús se refirió a este milagro en (Lucas 4:27). Dios no es exclusivo.  Dios primero sanó su orgullo  y luego la lepra que tenía en su piel. Las comparaciones que hizo de los ríos no le iban a ayudar. El profeta mandó un mensajero y no aplicó ningún protocolo. No podemos hacer especulaciones de cómo tienen que suceder las cosas. Aprendamos a valorar lo que para muchos puede ser insignificante, el consejo de una sirvienta fue el canal que Dios empleó.


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