domingo, 8 de marzo de 2020

Por Causa de la Palabra

Lectura: Mateo 13:20-21
Pastor Pedro Julio Fernández

El uso de las parábolas por parte de Jesús era para enseñar verdades y principios bíblicos. Los oyentes del mensaje de la palabra de Dios eran desafiados a dar una respuesta interpretativa correcta. El oyente es el responsable y Jesús lo enfatiza con el dicho: El que tiene oídos, que oiga.

En Mateo 13 hay varias parábolas de Jesús y la del sembrador es central en la enseñanza del plan de la salvación. La semilla como palabra de Dios toca todos los corazones (terrenos), pero hay algunos cuyas respuestas son inmediatas, pero de corta duración.

Por causa de la palabra de Dios suelen venir aflicciones y persecuciones al oyente. La persona que recibe la palabra de la salvación debe ser probada como se prueba el oro con el fuego (1 Pedro 1:7).

Lucas 7 narra el caso de las personas que oían el mensaje de Dios y se arrepentían y se bautizaban. Pero los fariseos y los intérpretes de la ley rechazaron los propósitos de Dios para con ellos, al no ser bautizados por Juan. ¿Por qué unos si y otros no? Porque el bautismo es una señal de obediencia y aceptación de la voluntad de Dios que prueba las decisiones.

La gente buena que acepta a Jesús como su Señor y salvador pasa por periodos de cambios, pruebas y aflicciones que lo harán más maduros, fuertes y resistentes.  1 Pedro 3 y 4 abundan en sanos consejos para los mementos en los cuales el creyente que recibió la palabra con gozo debe padecer por ello.
 Pero aun si por actuar con rectitud han de sufrir, ¡dichosos ustedes! No tengan miedo a nadie, ni se asusten… Es mejor sufrir por hacer el bien, si así lo quiere Dios, que por hacer el mal (1Pedro 3:14 y 17).

Queridos hermanos, no se extrañen de verse sometidos al fuego de la prueba, como si fuera algo extraordinario.  Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también se llenen de alegría cuando su gloria se manifieste.  Dichosos ustedes, si alguien los insulta por causa de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios está continuamente sobre ustedes.  Si alguno de ustedes sufre, que no sea por asesino, ladrón o criminal, ni por meterse en asuntos ajenos.  Pero si sufre por ser cristiano, no debe avergonzarse, sino alabar a Dios por llevar ese nombre (1 Pedro 4:12-16).

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