domingo, 26 de abril de 2020

Acepta mi Consejo

Lectura: Daniel 4:26-27
Pastor Pedro Julio Fernández

El rey de Babilonia era arrogante, orgulloso y soberbio. Había hecho de Babilonia uno de los imperios más estables, próspero y ampliamente conocido. Ante el llamado sincero de Dios de que pusiera fin a sus pecados haciendo justicia, y a sus iniquidades mostrando misericordia a los pobres; no accedió y fue castigado con locura por siete años.

Daniel era consejero del rey dentro de sus múltiples responsabilidades en el reinado e hizo uso de esa prerrogativa para decirle al rey que cambiara, que se humillara, que se arrepintiera en tanto tenía tiempo. Daniel veía en este hombre a una buena persona, pero cautivada por la vanagloria de la vida.
El rey Nabucodonosor es sinónimo del hombre contumaz, altivo y vanaglorioso que espera una tragedia para entender que Dios ama no quiere la muerte del impío (Ezequiel 18:32).

Dios mismo dice: Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová (Isaías 55:7-8).

 En el libro de los Hechos se narra la conversión masiva del primer grupo de creyentes que, al ser compungidos de corazón por el consejo de la predicación, preguntaron a Pedro qué debían hacer. Pedro les dijo que se arrepintieran y se convirtieran de sus malos caminos (Hechos 2:37-38).

El mismo libro de Hechos narra la breve historia del gobernante Herodes hijo de Herodes el Grande que fue herido con gusano por no dar la gloria a Dios (Hechos 12:20-25).

Dios nos aconseja hoy: Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia, el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario