domingo, 8 de septiembre de 2013

El Gozo del Perdón - Salmo 32

Pastora Belkis Fernández

Podemos pedirle al salmista David  que  nos dibuje lo que estaba pasando en su vida cuando escribió este Salmo y que nos explique las enseñanzas que Dios quiere que tomemos hoy para entender que el perdón que hemos recibido no depende de nuestro esfuerzo, sino de su gracia y misericordia.

Para esto hay que hacer el ejercicio de creerle a Dios. ¿Qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. El apóstol Pablo cita a David para que entendamos que David proclamó la misma verdad que proclamó Abraham.
Romanos 4:3-8.

David retrata su realidad de la siguiente manera: “Yo estaba tan perdido y tan fuera de entendimiento, que procedí a lo siguiente:

o Voy a sincerarme con Dios
o Voy a confesar mis errores. No voy a callarme u ocultar el problema
o Voy a declarar mi problema o mi pecado
o Voy a orar para que Dios haga algo
o Voy a reconocerlo como mi refugio y mi única salida
o Voy a emplear mi razonamiento, mi mente para poder entender
o Voy a cantar y adorar a Dios

El pecado convierte a los seres humanos en irracionales. No seamos como el caballo o como el mulo, los cuales no tienen entendimiento. Salomón muy bien lo expresó cuando dijo que el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.

No somos inmunes al pecado, de manera que nos conviene el temor a Dios, ya que el hombre tiene la oportunidad de pecar, como la oportunidad de no pecar. Cuando usamos nuestro razonamiento espiritual estamos tejiendo el camino de la verdadera felicidad, siendo honestos y tomando la decisión de despreciar lo que Dios desprecia, entonces terminaremos nuestra jornada con gozo.



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