domingo, 6 de octubre de 2013

La Carencia de la Armonía: El Caso de Evodia y Sintique - Filipenses 4:1-5

Pastora Belkis Fernández

La falta de armonía afecta también al creyente y trae desacuerdos. Abandonamos la mentira, el vivir una vida mundana, el engaño y otras cosas pecaminosas, pero cuesta ser gentiles,  respetuosos y mantener la unidad en el Espíritu, a pesar de nuestras diferencias.

El apóstol Pablo tenía una gran preocupación por Evodia y Sintique; dos mujeres que fueron militantes en el Señor, pero ambas tenían formas distintas de pensar y actuar, lo cual obstaculizaba la meta del llamamiento de Cristo.  Este problema de ética y relación estaba afectando a la comunidad y a ellas mismas, de ahí que les ruega a que dejen de estar justificando su forma de ser y que  lleven esas diferencias a Cristo. Me imagino al apóstol Pablo, preguntándoles:

 ¿Cómo es que son cristianas y entre ustedes hay tanta desarmonía? ¿Pueden arreglar su situación ya?
¿Qué pasa en nuestras vidas cuando hay desacuerdos?  ¿Cómo trabajamos nuestras diferencias?

Las diferencias pueden oscurecer nuestra visión y afectar a otros, o pueden enriquecernos si la sabemos conducir en el Señor. Pablo ruega a estas mujeres que resuelvan ese conflicto. La falta de amor, amabilidad, trato con los demás, consideración y respeto; son esas pequeñas cosas que pueden afectar nuestra vida espiritual.

Al observar el texto encontramos lo siguiente:
1.    Ambas mujeres eran militantes colaboradoras de Pablo en el Ministerio
2.    Pablo reconoce que algo estaba alterándose en la comunidad
3.    Ambas tenían grandes valores personales, pero no estaban en armonía en el Espíritu
4.    Ambas necesitaban el apoyo de un tercero, para que les ayudara a mejorar su relación

Entremos a cuenta con Dios (Isaías 1:18-20), arreglemos los asuntos pendientes ahora, mañana puede ser muy tarde.  Dejemos las discusiones y pleitos. No impongamos nuestra posición y despreciemos a otros porque no piensan como nosotros. Hagamos el ejercicio de no esconder nuestros problemas de índole relaciona y busquemos la armonía que en algún momento se rompió.  Invita a Jesucristo, busca ayuda de un tercero, el cual pueda caminar contigo hasta que las relaciones tengan por lo menos armonía y paz.  Podemos tener un carácter distinto al otro, pero si Cristo es el centro de nuestras vidas; el produce la armonía y sincroniza, las actitudes que son difíciles de aceptar.





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