¿Por qué nos concentramos en nuestras relaciones personales y familiares más que en Jesús? Es grave querer seguir a Jesús, pero condicionándolo a nuestras necesidades. Diría Jesús, te entiendo, sé que tienes asuntos que resolver con tu familia, pero siendo honestos vas a tomar el riesgo de quedarte atrás, ya que me quieres seguir pero a tu manera, superficialmente y ninguno que pone la mano en el arado, mira hacia atrás.
Jesús fue transparente al recordarles que las zorras tienen sus guaridas, las aves sus nidos, pero nuestro Salvador no descansa en ningún ser humano. Estas tres personas, tipifican la gente que quieren seguir a Jesús, pero a su manera:
1. El primer hombre, no entendía que estaba frente al Hijo del Hombre. Si no sabemos de Jesús ¿Cómo pretendemos seguirle? Jesús le presentó un panorama difícil.
2. El segundo hombre tenía que enterrar a su padre y le pide un tiempo extra
3. El tercer hombre, le dijo “te seguiré”, lo prometió, pero primero quería resolver su problema y Jesús lo reprendió.
Prioriza las enseñanzas de Jesús. Aprende a sufrir, a ceder, a imitar su fe, su amor y su tolerancia. Aprende a vivir en comunidad, ora en comunidad, crece en comunidad. El seguidor de Jesús es un fiel obrero. No es aquel que llega como un turista y que actúa sin compromiso. El seguidor está dispuesto a perdonar, a confesar y arrepentirse. El seguidor ara sin mirar hacia atrás sino hacia al frente. Ara buscando al enfermo, al hambriento, al cautivo y lo lleva a Cristo, para que Jesús ocupe el señorío en sus vidas. Dios conoce los corazones, al primer hombre le fue difícil seguirle, al segundo le aconseja lo que tiene que hacer y al tercero lo reprende, lo amonesta para que no vuelvas atrás.
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