domingo, 24 de noviembre de 2013

Vivimos en Dignidad - II Samuel 9:1-13

Pastor Oscar Montero

9:1 Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán?
9:2 Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo.
9:3 El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.
9:4 Entonces el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.
9:5 Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
9:6 Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo.
9:7 Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.
9:8 Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
9:9 Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
9:10 Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos.
9:11 Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
9:12 Y tenía Mefi-boset un hijo pequeño, que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset.
9:13 Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.

II Samuel 9:1-13

domingo, 17 de noviembre de 2013

Bondad y Serenidad de Dios - Romanos 11:22-24

Pastor Pedro Julio Fernández

Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad, pues de otra manera tú también serás eliminado.  Y aun ellos, si no permanecen en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar (Rom 11:22-23).

Dios puede ser las dos cosas al mismo tiempo. Severo con aquellos que permanecen en incredulidad, a pesar de darle pruebas fehacientes de su poder. Dios abrió el mar Rojo, envió comida del cielo, dio agua de la roca, cubrió al pueblo con una nube de día y los calentó de noche con una columna de fuego. Hizo que sus pies no se hincharan ni que sus vestidos y calzados envejecieran ni pasaran de moda por 40 años.

Dios amó de tal manera que prácticamente se entregó él mismo por la humanidad con tal de salvar a todos aquellos que reciben a Jesús como su Señor y Salvador. Si a pesar de todo esto, la persona permanece en incredulidad, la severidad de Dios se manifestará (Rom 11:22).

Los incrédulos que pasan a ser creyentes y permanecen en ese estado, reciben la bondad de Dios. El favor de Dios se manifiesta con aquellos que aunque no entienden mucho de los caminos del Señor, confían y permanecen en él. La permanencia en la bondad es con temor reverente para crear mecanismos espirituales de sostenimiento y evitar así la caída (2 Pedro 1:10), mientras disfrutamos de su bondad y beneficios (Salmo 103).

Muchas veces los que reciben los beneficios de Dios tienden a olvidarlos. El mismo pueblo de Dios olvidaba fácilmente acontecimientos milagrosos que Dios había hecho en su favor. Moisés en el libro de Deuteronomio recuerda la apertura del Mar Rojo, el agua de la roca, el maná celestial, la columna de nube de día, la columna de fuego de noche, la victoria sobre Amalec y la promulgación de las leyes más avanzadas de ese tiempo en el monte Sinaí. El pueblo de Dios sufría de amnesia intencional al olvidar rápidamente lo que Dios había hecho y por ende lo que podía hacer de nuevo. Dios se aseguró que de forma verbal y de forma escrita su pueblo supiera cuál es su voluntad para que sus hijos caminen en armonía con él. Así como Israel falló, podemos nosotros fallar sino acompañamos con fe lo que vemos y oímos de parte de Dios (Hebreos 4:1-2).

Los incrédulos y descarriados del camino del Señor tienen la oportunidad de su vida de arrepentirse y volver al Señor y serán reinjertados en el buen olivo. Dios es severo y bondadoso; también es amor y fuego consumidor (Heb 12:29). ¿Cómo lo prefieres tú?




domingo, 10 de noviembre de 2013

Sed Santos como Dios es Santo - I Pedro 1:14-21

Pastora Belkis Fernández

¿Será que para muchos la santidad ya no existe? ¿Santos y con labios impuros? ¿Santos y apreciamos lo que Dios desprecia? O ¿despreciamos personas que Dios aprecia? ¿Nos llamamos santos teniendo rencores acumulados? ¿…y  hasta en algunos casos hipocresía?

Dios no puede ser burlado, El escudriña nuestras actitudes diarias, y observa si todavía hay entre nosotros enemistades, rencores, maldad en el corazón, o cosas que a Dios no le agradan. ¿Te consideras que eres el único o la única que vive en santidad? Dios desea un pueblo que le imite y no que vivamos como un ermitaño, donde los demás no me interesan, y donde mis lentes solo ven los defectos de los otros, o solo aprecio la forma en que percibo las cosas. El ser santo es ser como Jesús y seguir sus pisadas y apreciar su redención. 

El ser santo, es estar apartado del mal y consagrarse para Dios, no se compra con dinero, oro y plata sino mediante la sangre preciosa de Jesús.  El ser santo te brinda la bendición de tener un fiel padre, amigo y tendrás la oportunidad de la vida eterna. ¿Creemos que somos santos y todavía no somos capaces de procurar la paz con el que nos agravió? ¿Aun te llamas santo y no soportas las debilidades del más débil en el hogar o en la familia de la fe?

Si eres un nuevo creyente o una persona con muchos años de haber conocido a Jesús; aún hay tiempo para ser imitadores del carácter de Cristo y buscar la santidad mediante el arrepentimiento.   El apóstol Pedro desea que no retornemos a  prácticas pecaminosas, así como Moisés habló  al pueblo  para que no volvieran  a los ídolos. Levítico 19: 2. El  plan es el mismo de ser hijos obedientes y  santos en toda nuestra conducta.  El fundamento es Cristo. Él es el único que pudo cumplir con los requisitos del cordero de la pascua (Éxodo 12:1). Cristo derramó su sangre preciosa la cual nos limpia de todos nuestros pecados. Siendo nosotros transformados y santos, entonces podemos llevar a otros a ser transformados y santos por medio de Cristo. 

Un consejo práctico es que en vez de concentrarnos en ejercer nuestros dones, concentrémonos mejor en imitar a Jesús en su humanidad y su relación con el Padre Celestial. La santidad conviene a tu casa. (Salmo 93:5).


domingo, 3 de noviembre de 2013

Reparador de Muros - Isaías 58:11-14

Pastora Belkis Fernández

Seamos reparadores de grietas  y de huecos para que el  enemigo no entre y robe lo que nos pertenece. Repararemos lo que hoy se convierten en amenazas. Seamos fieles.  Dios demanda humillación y hacer justicia social; ese es el verdadero ayuno, el ser compasivo y no depender de momentos, eventos  de emoción que así como entran salen de nuestras vidas. Haz el siguiente chequeo de integridad, si es que en verdad eres un reparador espiritual:

• Deja de vivir de apariencia de ser cristiano (si así fuere), de practicar ayuno que no sube ni al techo donde te cobijas. El que vive de apariencia a la larga fracasa.
• Despréndete del egocentrismo e individualismo y practica la justicia social
• Libera al oprimido, comparte el  pan con el necesitado, provee refugio al desamparado
• Controla tus labios para no hablar vanidad y tener el dedo acusador 


Dios promete estar con nosotros, pastorearnos y ser un manantial permanente de aguas. Pero hay un “si”, condicional y es que respetemos el día del Señor y no nos ocupemos de hacer nuestra voluntad y dedicarnos a nuestros negocios. El día del Señor es un día santo y consagrado para Dios, entonces Dios nos pondrá como gobernantes y nos dará bienes y permitirá que disfrutemos la herencia que nos ha entregado.

Esdras restituyó  la importancia de la Ley (Las Escrituras), el que vive sin el manual de Dios se expone a desgracia, de ahí de restaurar las Escrituras, en el centro de nuestros corazones.  Nehemías, restauró los muros de la ciudad, para que los enemigos no vengan a destruirlos, él tuvo que enfrentar a muchos enemigos. El rey Asa,  quitó los ídolos abominables a Dios y reparó el altar de Jehová, entre otros que fueron reparadores de portillos. Dejemos la apariencia y seamos fieles  a Dios, practicando  justicia al agraviado y humillándonos al Señor.