domingo, 26 de agosto de 2018

Los Dones y los Frutos

Lectura: Mateo 7:21-23/Lucas 6:43-44

Pastora Belkis Fernández

El Señor está interesado en los frutos, Jesús dijo no todo el que me dice Señor, Señor entrará al reino de los cielos. Podemos usar nuestros dones y dejarnos usar en nuestra área más fuerte, mostrando a los demás nuestros talentos, pero a través de los dones, no se alcanza salvación. Dios busca frutos, frutos de obediencia a su Palabra, de arrepentimiento y lealtad.

Una fe estéril, una fe de boca, una fe de apariencia no es la que toca el corazón del Señor, es de ahí que Santiago dice que la fe puede estar muerta y el apóstol Pablo le habla a Timoteo acerca de que su formación no procedió de una fe fingida.

Los dones y/o talentos son importantes para el crecimiento espiritual del cuerpo de Cristo, pero si esos dones no están acompañados de los frutos, de nada sirve, el Señor espera que fructifiquemos. ¿Están los frutos sujetos a las circunstancias del creyente?

Muchos hacían obras que hasta podían impresionar a muchos, eran grandes obras y Jesús mismo los condenó porque hacían obras, predicaban, echaban fuera demonios, servían de diferentes formas, hacían milagros, pero ninguno había tenido un genuino encuentro con Jesús.

Apartados de mí dice el Señor a aquellos que, a pesar de haber recibido dones, no tenían frutos. ¿Se contradice la Palabra? ¡No! Simplemente que la seguridad de nuestra salvación no descansa en los dones que ejercemos sino en los frutos. Un árbol malo, no puede producir buen fruto. Cuando damos frutos dignos de arrepentimiento, entonces estamos aptos para ejercer nuestros dones para la gloria del Señor, y crecimiento y desarrollo espiritual.

domingo, 12 de agosto de 2018

Una Renovación Completa

Lectura: Romanos 12:1-2
Pastora Belkis Fernández

¿Quién ha conocido la mente del Señor? ¿Quién llegó hacer su consejero? A veces pensamos que podemos leer el pensamiento de Dios. Pablo dice porque de Él, por El y para El son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Rom 11:34

El apóstol Pablo reconoce cuán grandes son las misericordias de Dios, y de ahí pide que sometamos nuestras vidas en un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Un sacrificio distinto a como lo hacían en el antiguo pacto, llevando un animal para ser sacrificado y de esa forma obtener la redención de su pecado, sino más bien colocando el cuerpo y la mente como un terreno en el cual tenemos que estar cuidando, para así morir al pecado y como creyente ser instrumento de justicia.

El ser humano es fácil de acomodarse a lo que ve, lo que oye y lo que cree que necesita, por esa razón dice no nos conformemos a los valores y conducta que predomina en este mundo, sino que procedamos a una renovación completa que nos permita comprobar su perfecta voluntad.

¿Qué pasa cuando hay una renovación completa?
  1. Disciplinamos la mente, llenándola de las Escrituras 
  2. Vivimos sin correr ni seguir la moda o los valores del mundo 
  3. Mantenemos una actitud humilde, aplicando la cordura sobre nosotros mismos 
¿Cómo sometemos a prueba nuestra voluntad en nuestra vida diaria? ¿Realmente usamos la mente y la razón para comprobar la aprobación de Dios? ¿Tomamos decisiones solo en la esfera de las emociones?

Necesitamos una renovación por completa, de manera que ningún tipo de circunstancias nos mueva de nuestra forma de pensar. Todo esto es para llegar a la conclusión que somos instrumentos de justicia que buscamos ofrecer a diario un culto racional, renovándonos íntegramente.

domingo, 5 de agosto de 2018

El Nombre de Jesús

Lectura: Hechos 4:8-12
Pastor Pedro Julio Fernández

La persona de Jesús fue rechazada por el pueblo judío y su liderato. En esta cita de Hechos 4 los judíos son llamados los edificadores y Jesús es llamado la piedra desechada (v.11).

Resulta que mediante la fe en el nombre (persona) de Jesús un hombre con una edad de más de 40 años y paralítico de nacimiento fue sanado (Hechos 3:2 y 4:22). Como este milagro de sanidad fue tan notorio porque el ex-cojo era bien conocido, la gente quería sabe cómo ocurrió y quién lo hizo. Pedro explicó que por la fe puesta en Jesús ese hombre fue sanado (3:16).

La prédica de Pedro abarcó todo lo que es el evangelio de Jesús y hubo una masiva conversión de judíos al cristianismo llegando la membresía a cinco mil hombres (4:4).

Pedro y Juan siempre resaltaron la persona de Jesús (nombre) como el causante de la salud del cojo y desligaron sus nombres del milagro (3:12). Explicando al liderato judío de cómo Dios hizo el milagro, exaltaron una vez más el nombre de Jesucristo como la única vía puesta por Dios para que todos los seres humanos se puedan salvar y no solo el ex-cojo (4:12).

Esto fue lo que el mismo Jesús predicó y enseñó en Juan 3:14-21 y 12:32 que como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, Dios el Padre lo haría con él para que todo aquel que cree, tenga vida eterna. La Biblia dice que la justicia de Dios es por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados (Romanos 3:22-25).

Jesucristo es la única persona que puede salvar a cualquier persona que invoque su nombre.