Por: Pastora Belkis Fernández
Acércate
a Jesús y entrégale todas tus cargas. Él
no te quitará las cargas que debes llevar, pero te pondrá una carga que te permita
descansar. Tus cargas serán diseñadas a
tu medida, si te sometes a Jesús.
Observamos
en esta ocasión lo siguiente:
Jesús vio la indiferencia de la gente en
ciudades como las de Corazin, Betsaida y
Capernaum, donde el hizo grandes milagros y no hubo arrepentimiento.
Jesús reconoció
que la revelación del evangelio es para los humildes, no para los sabios, ni los religiosos, sino
aquellos que pueden ser como niños.
Jesús
nos dice que seamos sus seguidores y que le imitemos, y habrá descanso para
nuestras almas….”porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”
La
Palabra Yugo significaba el aparato que
aprisionaba el cuello de los cautivos…. un trozo de madera que se colocaba
sobre el cuello de las bestias de carga para transportar objetos pesados. (Definición
tomada de wikicristiano.org). El mundo, el diablo, la carne te pueden poner
cargas para mantenerte en la esclavitud del pecado, pero Cristo vino a deshacer
las obras de las tinieblas.
Hoy
tenemos más ciencia y tecnología, y más confusión ya que la
comunicación con Dios y nuestro semejantes, su calidad se ha deteriorado. A
veces valoramos más los juguetes del mundo (el carro, trabajo, casa, amistades
que no edifican, vanidades de la vida, prestigio social). Hay un gran desafío
que nos hace Jesús y es el aprender de él, en el trato que tiene
con el Padre y el amor al ser humano. El apóstol Pablo nos aconseja que
sobrellevarais los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de
Cristo. (Gálatas 6:2); ayer eran esas
cargas religiosas, hoy pueden ser religiosas, pero las cargas que nosotros
mismos nos ponemos y no Dios, son las que más nos afectan.