domingo, 23 de febrero de 2020

Sirvo a mi Hermano como Sirvo a Jesús

Lectura: Mateo 25:37-40
Pastora Belkis Fernández

El Hijo del Hombre se sentará en su trono y juzgará con poder a todas las naciones. Colocará los buenos a la derecha y los malos a su izquierda. El Señor tiene su agenda y siempre está pendiente de nosotros.

¿Cuánto tiempo nos toma formar y levantar un hijo? Nosotros estamos en la agenda de Dios desde hace tiempo. Hoy nos invita Jesús a servirle al hermano hambriento o sediento.

 A pesar de que vivimos en Canadá, aún hay necesidades en algunas personas que podemos mitigar. Arropemos con el soporte sincero de aquel que necesita un abrigo espiritual. Oremos y asistamos al enfermo y ocupémonos de presos físicos porque han estado oprimido por el enemigo de la justicia. Comportémonos con los que están más vulnerables. “…los que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho por mí”. Mat.25:40. El evangelio hace que encarnemos a Jesús en ayudar a nuestro semejante, siendo los ojos de Jesús, los pies de Jesús, las manos de Jesús y esto nos lleva de la teoría a la práctica de un evangelio transformador.

domingo, 9 de febrero de 2020

La Fe que Condenó al Mundo

Lectura: Hebreos 11:7
Pastor Pedro Julio Fernández

Noé no flaqueó en duda, sino que siguió predicando a pesar de que nadie se convertía. El arca era un proyecto inmensamente grande donde todo el que quisiera podía entrar y que de seguro requirió el aporte de mano de obra de mucha gente que también pudo haber entrado.

El apóstol Pedro al hablar de Noé lo describe como pregonero de justicia (2 Pedro 2:5). En Ezequiel 14 Dios mismo reconoce la justicia de Noé junto a Job y Daniel.

La fe que tenía Noé en Dios fue lo que condenó al mundo pues, aunque la mayoría no creía, él creía. Cuando Dios le advirtió que habían de pasar cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó el arca para salvar a su familia. Y por esa misma fe, Noé condenó a la gente del mundo y fue heredero de la justicia que se obtiene por la fe. A pesar de que la mayoría no entró en el arca de todas formas llegó el diluvio.

No es verdad que la mayoría siempre tiene la razón y no es cierto que la minoría tiene que ser como la mayoría. El creyente no puede correr con el mundo porque la mayoría anda por el camino ancho y grande (Mateo 7:13-14).

A veces son nuestros propios familiares los que están equivocados en materia de fe y de creencia en Dios y sus planes revelados en su palabra. Génesis 5 habla de los descendientes de Adán cuando todos eran fértiles, longevos y altos de estatura. Eran tan longevos que podían ver generaciones y generaciones. ¿Cuántos abuelos, suegros, tíos, primos, sobrinos, cuñados, etc. tenía Noé al momento del diluvio? ¿Cuántos amigos, vecinos, compañeros, conocidos de Noé no quisieron entrar en el arca?

Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.  Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre (Mateo 24:37-39).

domingo, 2 de febrero de 2020

La Señal de la Sangre

Lectura: Éxodo 12:7-14
Pastora Belkis Fernández

Por un acto de fe se celebró la pascua y la aspersión de la sangre para que el destructor no tocase las familias obedientes.  La sangre colocada en las puertas de sus hogares sirvió de protección para que el devorador no matara a ninguno de ellos.

Hebreos 11:28 interpreta esta acción como un acto de fe y no como un simple ritual.

El Señor conocía sus lágrimas, esclavitud y maltrato en Egipto. Dios le dio a Moisés las instrucciones de la Pascua (Éxodo 12). Tenían que tomar un cordero por familia. El animal lo ponían en observación y tenía que ser perfecto. Tenían que comerse la carne con panes sin levadura y hierbas amargas. Tenía que ser matado entre las dos tardes y tenían qué comer apresuradamente.

El heridor iba a pasar y la sangre iba a ser una señal colocada en los dinteles de la puerta para que la muerte tuviera que saltar y así ocurrió. El pueblo glorificó el nombre de Dios.

La pascua significa “pasar por alto” y fue la mejor evidencia de la protección y cuidado de Dios. Cristo se convirtió en el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.  Ese cordero de la pascua era símbolo del mismo Jesús.  Fue una fiesta solemne porque representaba la verdadera liberación del ser humano, la pascua es Cristo Jesús. El Señor distinguió entre un pueblo y otro, no quería levadura porque significaba contaminación y quería hierbas amargas para que no olvidaran los malos momentos que tuvieron allá.