domingo, 2 de febrero de 2020

La Señal de la Sangre

Lectura: Éxodo 12:7-14
Pastora Belkis Fernández

Por un acto de fe se celebró la pascua y la aspersión de la sangre para que el destructor no tocase las familias obedientes.  La sangre colocada en las puertas de sus hogares sirvió de protección para que el devorador no matara a ninguno de ellos.

Hebreos 11:28 interpreta esta acción como un acto de fe y no como un simple ritual.

El Señor conocía sus lágrimas, esclavitud y maltrato en Egipto. Dios le dio a Moisés las instrucciones de la Pascua (Éxodo 12). Tenían que tomar un cordero por familia. El animal lo ponían en observación y tenía que ser perfecto. Tenían que comerse la carne con panes sin levadura y hierbas amargas. Tenía que ser matado entre las dos tardes y tenían qué comer apresuradamente.

El heridor iba a pasar y la sangre iba a ser una señal colocada en los dinteles de la puerta para que la muerte tuviera que saltar y así ocurrió. El pueblo glorificó el nombre de Dios.

La pascua significa “pasar por alto” y fue la mejor evidencia de la protección y cuidado de Dios. Cristo se convirtió en el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.  Ese cordero de la pascua era símbolo del mismo Jesús.  Fue una fiesta solemne porque representaba la verdadera liberación del ser humano, la pascua es Cristo Jesús. El Señor distinguió entre un pueblo y otro, no quería levadura porque significaba contaminación y quería hierbas amargas para que no olvidaran los malos momentos que tuvieron allá.

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