domingo, 14 de junio de 2015

Servir sin olvidar la cruz - Mateo 20:20-23

Pastora Belkis Fernández

Hay que servir mediante la cruz. La madre de los hijos de Zebedeos quería una posición de poder, quizás vio el potencial que tenían sus hijos. Jesús le preguntó  ¿Qué quieres? Ordena que  mis hijos estén en tu reino, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús le dijo: Tú no sabe lo que pides.  Estas pidiendo  beber de mi cáliz y ser bautizado con mi bautismo. La madre quería una posición de prestigio y honra para sus hijos. Los diez discípulos se enojaron y también querían privilegios. El precio que pagaron fue alto, en Hechos 12:1 vemos que Santiago fue torturado y muerte. En Apocalipsis 1:9 encontramos que  Juan fue expatriado en Patmos. ¿Qué diría su madre luego? ¿Que nos aconsejaría ella hoy?

El afán de  ser grande puede convertirse en una tentación y ser el mismo satanás que este ofreciendo un reino de rosas sin espina, un evangelio sin cruz. Para servir no se necesita más que a una persona en necesidad. Para servir no se necesita un pulpito y una corbata, se necesita ser verdaderos adoradores. El desafío es mayor cuando pensamos que servimos solo en una iglesia, o en una institución y no nos damos cuenta que aun en nuestra casa, con el amigo, con el vecino, con el compañero de trabajo, entre otros; son parte de nuestro campo. El servicio no es algo mitológico, ni para ganar adeptos, ni por influencia. Se sirve por amor, tomando su cruz, postrado ante Jesús y abierto a la voz del Espíritu que nos redarguye.


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