domingo, 2 de julio de 2017

Estableciendo Límites

Lectura: Isaías 39:1-8

Pastora Belkis Fernández 

El enemigo es un oportunista y en las relaciones con los demás hay que aprender a discernir por el Espíritu.  El rey de Babilonia era muy astuto y aprovechó la convalecencia del Rey Ezequías para enviarles saludos a través de emisarios.

La comitiva de protocolo vino con  cartas y regalos para Ezequías y con segundas intenciones.  El rey no solo le dio la bienvenida, sino que les mostró los tesoros del palacio, el oro y la plata, los perfumes, los aceites finos y las armas y todo lo que había en las bodegas.

No hubo nada que no le mostrara, ¡Qué error! El profeta Isaías fue a ver al rey y le preguntó: ¿Y esa gente? ¿Qué vieron en tu palacio? Él responde, le mostré todo lo que había en el palacio. El discernimiento del Espíritu de Dios estaba con el profeta Isaías, el cual le advirtió que en el futuro los de Babilonia vendría a buscar todo lo que vieron. Ezequías era un  buen hombre, pero no estableció límites, y ahí estuvo su gran error.

El Señor Jesús por otra parte, puso sus límites, no se comportó como los demás esperaban. Puso límites a su madre biológica, limites cuando le pidieron repartir una herencia, límites cuando le pidieron que modificara su mensaje. Al enterarse de la muerte de Juan fu cauto y no desafiante, se fue a otro lugar. Reprendió a Pedro y le dijo que no se entremetiera en lo de Juan. Hay muchos ejemplos más. En este mundo hay que poner sus límites, a la carne también. Hay noviazgos que se extralimitan, relaciones se dañan y muchos planes futuros fracasan por no poner límites a tiempo.


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