domingo, 29 de julio de 2018

El Evangelio de Jesús

Lectura: Hechos 8:32-35
Pastor Pedro Julio Fernández

El evangelio de Jesús es buena nueva y no hace daño a nadie como muy bien lo resume Isaías 61:1-11

La vida de un individuo cambia drásticamente cuando recibe las bondades del evangelio. Tras el arrepentimiento hay perdón de pecados, tiempos de consuelo, la esperanza de la venida de Cristo y una vida alejada de la maldad.

El funcionario etíope que vino a Jerusalén con el plan de adorar a Dios se regresaba leyendo al profeta evangélico Isaías en lo que ahora es el capítulo 53. Partiendo de esta cita Felipe (no el apóstol) inició la prédica del evangelio de Jesús y este hombre confesó a Jesucristo arrepintiéndose y bautizándose en agua.

El arrepentimiento tiene efecto retroactivo porque borra el pasado, nos da un presente con el consuelo de Dios de tiempos de refrigerio, nos da la esperanza de una vida mejor con la venida de Cristo y nos confirma por su palabra que esto es profético. El etíope se fue gozoso.

Este caso es buen ejemplo que demuestra que el evangelio cambia a quienes creen en Jesucristo. Romanos 1:16-17 dice: “Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y también del griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Felipe no se avergonzó, sino que predicó lo más básico del evangelio de Jesús, su muerte expiatoria como oveja que muere y los logros de ese sacrificio que es la multitud de gente salva por haber dado su vida (Hechos 8:32-33). Eso fue todo para que este hombre creyera y se salvara (Hechos 8:37).

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