domingo, 28 de febrero de 2016

Jesús y la Mujer Samaritana

Lectura: Juan 4:15-26

Pastora Belkis Fernández

Dad por gracia lo que por gracia haber recibido. La mujer samaritana fue a compartir en su comunidad el testimonio de haber tenido un encuentro con el Mesías.  La Escritura relata que Jesús tenía que pasar por Samaria, e ir a la ciudad  de Sicar,  él estaba cansado del camino, de ahí que se sentó junto al pozo, era como la doce del mediodía. 

Una mujer samaritana vino a sacar agua y Jesús le dijo dame de beber, a partir de ahí entraron en un dialogo. Jesús le oferta el agua que sacia para vida eterna y ella le pidió esa agua.  Me imagino que ella le dijo simplifícame la vida, así no tendré que venir a buscar agua a este pozo. El dialogo profundiza y  ella se da cuenta que Jesús le descubre su intimidad, el historial de esposos que ella ha tenido. 

Jesús le hace una confesión de lo que es un verdadero adorador y le dijo que él es el Mesías, “Yo soy, el que habla contigo”. Juan 4:26. A partir de esa experiencia, la mujer samaritana  dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres:   Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será éste el Cristo?  Y salieron de la ciudad e iban a Él. Juan 4:28-30. 

Ten un dialogo con Jesús,  adórale en Espíritu y en Verdad y entonces podrás cumplir  la misión de compartir el mensaje más glorioso de presentar a Jesús, el Salvador del Mundo. La adoración te lleva a un encuentro personal, la adoración te lleva a compartir el mensaje de las buenas nuevas. Jesús  priorizó  la voluntad de su Padre, antes que satisfacer sus necesidades en su naturaleza humana. Los samaritanos creyeron porque ellos mismos fueron a escuchar a Jesús.


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