domingo, 2 de junio de 2019

Despojados & Revestidos

Lectura: Colosenses 3:5-10
Pastor Pedro Julio Fernández

Viejo hombre y nuevo hombre, te quitas una cosa y te pones otra. Antes hacía una cosa que no era buena, ahora practica valores esenciales del reino de Dios. Te quitas algo que representa la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos, la avaricia, la ira, el enojo, la malicia, la maledicencia, el lenguaje soez y la mentira. Te pones algo que representa la tierna compasión, la bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, el amor y el perdón (Apocalipsis 19:8).

El viejo hombre está viciado, sus obras son malas y conducen a la persona a una vida de prácticas de antivalores. En Corinto muchos de los cristianos anteriormente estaban entregados a la prostitución, a la idólatras, al adulterio, eran afeminados, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes. Con la sangre de Cristo y el poder del Espíritu Santo fueron lavados, santificados, y justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios (1 Corintios 6:9-11). Se despojaron de algo malo y fueron revestidos de cosas buenas.

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.
Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros, como corresponde a los santos; ni obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias.  Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.  Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia.  Por tanto, no seáis partícipes con ellos; porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz (porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad), examinando qué es lo que agrada al Señor.  Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascaradlas; porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto (Efesios 5:1-12).

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