domingo, 27 de agosto de 2017

¿Qué Hacer Cuando no sé qué Hacer?

Lectura: II Crónicas 20:11-22

Pastora Belkis Fernández 

Seguir el ejemplo de Josafat cuando inesperadamente se aliaron problemas de nombres amonitas y moabitas y vinieron contra él en guerra. Tuvo temor porque no era un problema al alcance de su solución. ¿Qué hacer cuando uno no sabe qué hacer? Humilló su rostro ante Dios, convocó ayuno al pueblo y pidió ayuda (2 Crónicas 20:1-3).

No le dijo a Dios lo que tenía que hacer, sino que le dijo: Nosotros no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos (20:12). Este tipo de acción evitan males mayores, pues el que no sabe qué hacer debe buscar ayuda para saber qué debe hacer. Romanos 12:1-2 dice que para saber cuál es la voluntad de Dios agradable y perfecta, debemos someter nuestro cuerpo y renovar nuestra mente. Dios es sabio consejero (Isaías 9:6), Dios oye y Dios responde (2 Crónicas 20:15).

¿Cómo procedieron?  Se pusieron de pie, con sus niños y sus mujeres. El Espíritu de Dios vino sobre Jahaziel y dijo: No se amedrenten ante esa gran multitud. No tendrán que pelear, párense, estén quietos porque Jehová estará con nosotros. Josafat dijo crean a Dios y a sus profetas y serán prosperados. 

Cantaron y alabaron a Jehová, se vistieron de ornamentos sagrados y decían: ¡Glorificad a Jehová porque su misericordia es para siempre! Jehová les puso una trampa a sus enemigos y se mataron los unos a los otros. 
El enemigo no podrá contigo, los problemas no te van a destruir, cuando no sepas qué hacer, ya Dios determinó qué hacer, alaba a Dios antes de la victoria, confía y serás prosperado.

domingo, 16 de julio de 2017

El Poder de una Iglesia que Ora

Lectura: Hechos 12:1-11

Pastora Belkis Fernández 

La iglesia es el cuerpo de Cristo, es la sal que le da sentido y sazón a este mundo. La iglesia no es perfecta, no son las cuatro paredes del edificio; la iglesia se reúne para honrar a Dios y orar por todos los hombres de la tierra (1 Tim 2).

Las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia de Jesucristo. La oración en comunidad toca el corazón de Dios. El Padre, El Hijo y el Espíritu Santo, trabajan en armonía; así la iglesia debe mantenerse unida en oración, como un solo cuerpo (Hechos 2).

En este caso de Hechos 12, Pedro no sabía lo que estaba pasando, mientras estaba preso dormía, pero la iglesia reunida en una casa oraba a Dios por él. El Señor envió un ángel y Pedro fue liberado de las dos cadenas que estaba atado, de los soldados que lo custodiaban y de la guardia de afuera; pero mientras esto ocurría la iglesia compuesta por hombres y mujeres seguía orando.

Las cadenas se cayeron, el portón de hierro se abrió solo, el Señor cegó a los guardianes y Pedro quedó liberado. Mientras Pedro estuvo preso, la iglesia oraba y de inmediato fue a contar el testimonio del milagro y todos quedaron sorprendidos. 

Hoy puede ocurrir lo mismo. Fortalezcamos la oración comunitaria, no le reste valor, aprecia el cuerpo de Cristo. La oración nos enseña a depender de Dios. Todo estorbo es quitado. Dios sigue enviando ángeles, aun cuando no entendemos lo que está pasando, continúa abriendo puertas y liberando. Enseña con el ejemplo, ven con tu familia a orar y aprender hacer solidarios con los demás.

domingo, 2 de julio de 2017

Estableciendo Límites

Lectura: Isaías 39:1-8

Pastora Belkis Fernández 

El enemigo es un oportunista y en las relaciones con los demás hay que aprender a discernir por el Espíritu.  El rey de Babilonia era muy astuto y aprovechó la convalecencia del Rey Ezequías para enviarles saludos a través de emisarios.

La comitiva de protocolo vino con  cartas y regalos para Ezequías y con segundas intenciones.  El rey no solo le dio la bienvenida, sino que les mostró los tesoros del palacio, el oro y la plata, los perfumes, los aceites finos y las armas y todo lo que había en las bodegas.

No hubo nada que no le mostrara, ¡Qué error! El profeta Isaías fue a ver al rey y le preguntó: ¿Y esa gente? ¿Qué vieron en tu palacio? Él responde, le mostré todo lo que había en el palacio. El discernimiento del Espíritu de Dios estaba con el profeta Isaías, el cual le advirtió que en el futuro los de Babilonia vendría a buscar todo lo que vieron. Ezequías era un  buen hombre, pero no estableció límites, y ahí estuvo su gran error.

El Señor Jesús por otra parte, puso sus límites, no se comportó como los demás esperaban. Puso límites a su madre biológica, limites cuando le pidieron repartir una herencia, límites cuando le pidieron que modificara su mensaje. Al enterarse de la muerte de Juan fu cauto y no desafiante, se fue a otro lugar. Reprendió a Pedro y le dijo que no se entremetiera en lo de Juan. Hay muchos ejemplos más. En este mundo hay que poner sus límites, a la carne también. Hay noviazgos que se extralimitan, relaciones se dañan y muchos planes futuros fracasan por no poner límites a tiempo.


domingo, 25 de junio de 2017

Recuperar lo Perdido

Lectura: II Reyes 8:1-6

Pastora Belkis Fernández 

En esta ocasión Eliseo le advierte a la mujer sunamita de una hambruna que va a ocurrir. Ella abandonó su casa y sus propiedades y fue a tierra de filisteos. Siete años de escasez y de hambre, pudieron acabar con la vida de esta mujer y su familia, pero su obediencia marcó la diferencia.

Recientemente predicamos acerca de Elimelec, el cual salió de Belén a Moab, debido a una hambruna, pero salió sin consultar a Dios y murió en tierra de Moab y luego murieron sus dos hijos. También encontramos el caso de cinco hermanas que habían perdido el derecho de sus propiedades porque su padre había muerte y ellas apelaron a Moisés y recuperaron su tierra. (Num.27:6-8).

Esta mujer toma la iniciativa, consulta al esposo y decide irse a tierra de los filisteos por siete años. Al regresar encuentra que todos sus bienes están confiscados y pide ayuda al rey por sus derechos de propiedad. El criado de Eliseo cuenta el testimonio al rey y ahí llega la mujer con su hijo y pide su intervención. El rey ordenó que le devolvieran todas las cosas que eran de ella, los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ese momento.

Lo que es tuyo, Jesús tiene la autoridad para devolvértelo, si la pérdida es producto del juicio de Dios, ora, ayuna y arrepiéntete, si es un proceso o una prueba, Dios pelea por tus derechos. Si el enemigo quiere confiscar lo que te pertenece, repréndelo en el nombre de Jesús. Recuerda conecta el escuchar con la obediencia, comparte la historia de la intervención divina en tu vida y sed generoso con los siervos/as de Dios que han estado caminando contigo.


domingo, 18 de junio de 2017

Ayuda a mí Incredulidad

Lectura: Marcos 9:17-29

Pastora Belkis Fernández 

Celebremos el día de los Padres y reflexionemos sobre la responsabilidad paterna de no solo proveer lo económico, sino de traer a Jesús a nuestros hijos/as, en un mundo donde su estructura de valores está en decadencia.

¡Oh generación incrédula! Esas fueron las palabras de Jesús y el padre le dijo,” ayuda a mi incredulidad”. Ser honesto y no esconder la realidad ayuda a la restauración.

Este joven se revolcaba, otros pueden reaccionar con palabras groseras, o un lenguaje no hablado de indisposición y hasta reaccionar con violencia.

Jesús le dijo, “Traedmelo”. El contacto con Jesús y la disposición del padre; permitió que de este diálogo saliera la solución. Los discípulos no pudieron hacer nada; hay casos que ameritan entrar a un nivel de oración y ayuno más profundo y no meramente orar, sin dar seguimiento.  

En la familia hay situaciones que obedecen a un problema de índole patológico psiquiátrico; alucinaciones, depresiones, y otros problemas se manifiestan con vicios, amistades dañinas, insatisfacción, quejas por todo, apatía hacia la búsqueda de solución, entre otras manifestaciones. El proceso de sanidad de Jesús lo incluye todo, cuerpo, alma, mente, espíritu, y el corazón. 

Un claro diagnóstico marca la diferencia, pues si no sabemos lo que pasa, entonces tardaremos en la solución del problema.! ¡Ayuda mi Incredulidad! Palabras que provocan a una reflexión de actitud de los padres y no solo enfocar el problema en los hijos/as.


domingo, 4 de junio de 2017

La Promesa del Espíritu Santo

Lectura: Juan 14:15-16

Pastora Belkis Fernández 

Jesús les dijo: “Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis mandamientos. “Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes”. (Juan 14:15-16 TLA). La promesa está condicionada, a si guardamos su Palabra. El Espíritu Santo, es llamado, Espíritu de Verdad y es la Tercera persona de la Trinidad. Su trabajo es convencer al pecador, para que la mentira y el engaño salga a luz y haya cambios. 

El amar, guardar y obedecer su palabra son indicadores de recibir las promesas del Espíritu Santo. Jesús pide al Padre otro Consolador (paracleto, ayudador o consejero), uno igual, para que esté con el creyente por siempre.

¿El Espíritu Santo actúa?
  1. Enseñando y recordando su Palabra. Juan 14:25
  2. Convenciendo al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Juan16:8-11
  3. Guiando hacia la verdad y advirtiendo de lo que ha de venir. Juan 16:13
  4. Glorificando a Jesús a través de la proclamación del evangelio. Juan 16:14

¿Cuál es el pecado más grande e imperdonable? El no creer en Jesús como el Mesías, Hijo de Dios. Satanás ha sido sentenciado por su orgullo, creyéndose ser igual a Dios y el mundo vive en oscuridad sin consultar a su Creador, creyéndose ser soberano y olvidando que somos un trozo de barro.

La tarea primordial es glorificar a Jesús, siendo testigos y proclamando el evangelio, trayendo a otros a recibir su promesa. La respuesta de Dios es gozo, peticiones respondidas y el desafío de un mayor alcance (Juan 14:12-14), ya que mayores cosas que las que Jesús hizo, haríamos, solo por la fe y para su gloria.

domingo, 28 de mayo de 2017

La Palabra de Fe

Lectura: Romanos 10:8-13

Pastor Pedro Julio Fernández 

El mensaje de salvación no es complicado, sino que es claro para que todo el que oiga lo entienda. La palabra de fe está cerca de tu boca y de tu corazón. No es un mensaje ilusorio, sino real ya que la fe es la seguridad y la convicción de lo que uno espera y de lo que uno no ve. Si el oyente del mensaje lo acepta en su corazón y confiesa con su boca que Jesús es el Señor de su vida y reconoce que  Jesús Dios lo levantó de los muertos, es salvo.

La confesión es un voto por el cual vivimos de ahora en adelante. La confesión es un  claro reconocimiento de mi pecado, arrepentimiento y aceptación  del señorío de Jesucristo. Dios no me discrimina, ni me rechaza, sino que al invocar su nombre me hago dueño de su promesa de que soy salvo.

Creer en el corazón es una decisión voluntaria y consiente que estoy mal y de que por mí mismo no puedo resolver esto. Al disponerme a creer, Dios hace su justicia en mí y quita lo malo mío y coloca lo bueno de él. Ya puedo disfrutar de su salvación sin haber llegado todavía a la meta final. He pasado de muerte a vida, soy una nueva criatura, soy declarado (a) hijo (a) de Dios.