Pastora Belkis Fernández
Jesús valora al ser humano más que las cosas o el sistema religioso. Entrando de nuevo en la sinagoga le dijo a un hombre que tenía su mano seca, levántate y ponte en el medio. Ninguno de los que estaban allí hizo nada por este hombre, sino más bien estaban a la expectativa de un show, de ahí que acechaban a Jesús y ya habían propuesto unirse tanto los sectores políticos y religiosos (herodianos y fariseos) para destruirle.
¿Qué triste es ser parte de un ambiente donde los intereses están tan fragmentados por la ausencia del amor? El hombre de la mano seca, obedeció a Jesús, se levantó, se puso en el medio y escuchó la voz de Jesús que le dijo: “extiende tu mano”. Me imagino a Jesús diciéndole, ya no estarás más marginado, ya puedes desarrollar el potencial que tienes e incorporarte a tu trabajo.
La ausencia de amor hace que los demás vean al necesitado con lastima, olvidándose que esto puede sucederle a cualquiera. Hay que estar preparado para recibir críticas cuando hacemos el bien. Jesús tomó el riesgo, a pesar de su enojo y sanó a este hombre. Aun así, Jesús sigue preocupado y triste al ver la dureza del corazón y la hipocresía de los sectores que le contradicen, sin palabras. ¿Te has encontrado en desacuerdos sin palabras?
No te quedes arrinconado o postrado, sino más bien levántate, coloca a Cristo en el centro de tu vida y “extiende tus manos”. Hay áreas de nuestras vidas que están secas y que tienen que ser rehabilitadas por Jesús, sólo cree en el Señor Jesús y obedécele y veras maravillas en tu vida.
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