domingo, 24 de febrero de 2019

Luchando contra Dios

Lectura: Hechos 5:33-42
Pastora Belkis Fernández

El doctor de la ley, Gamaliel, intervino ante el conflicto entre los apóstoles y el Sanedrín, pues los judíos estaban molestos porque los apóstoles hablaban de Jesús.

Gamaliel era un fariseo, admirado por el pueblo por su sabiduría y enseñanza y mandó que sacasen a los apóstoles por un momento. Les habló a solas, ¡Qué manera tan inteligente de aconsejar! Con discreción y para no crear más malestar.

¿Qué pasó cuando tuvo a solas con el Sanedrín? Les dijo, ustedes deberían pensar y mirar lo que van a hacer, de seguro que pudo ver la ira y la violencia que les arropaba a esos religiosos. Les dijo no olviden que Teudas y cuatrocientos hombres, Judas el galileo y otros que perecieron y fueron dispersos. Gamaliel les aconsejó al Sanedrín, “apártense de esos hombres, y déjenlos”, porque si esta obra es de los hombres se desvanecerá, más si es de Dios, pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os halléis luchando contra Dios.

Resultados del consejo:

Tú y yo somos parte del fruto que sembraron los apóstoles. Ellos no se dejaron amedrentar ni intimidar, sino que siguieron presentando a Jesús. Padecer por Cristo era un privilegio para los apóstoles. Ellos no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo. ¿Qué es más importante, quedar bien con los hombres o quedar mal con Dios? ¿Estamos dispuestos a sufrir y padecer por Jesús? Lo que es de Dios no lo detiene el hombre. Su obediencia a Dios marcó la diferencia.

¿Cuándo nos encontramos luchando contra Dios? Cuando evitamos usar la razón y nos enfocamos en nuestros propios modelos de resolver los problemas.

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